El amaranto, un grano antiguo cultivado por civilizaciones como los aztecas y los incas, está ganando reconocimiento moderno por su potente perfil nutricional. Si bien se utiliza tradicionalmente como sustento, las investigaciones emergentes sugieren que su consumo regular puede ofrecer importantes ventajas para la salud. Este artículo explora las formas clave en que el amaranto afecta al cuerpo, respaldado por hallazgos actuales.

Reducir la inflamación crónica

Las semillas de amaranto son ricas en antioxidantes (ácidos fenólicos, flavonoides y carotenoides) que combaten los radicales libres y mitigan la inflamación sistémica. La inflamación crónica es un factor clave de afecciones como enfermedades cardíacas, diabetes e hipertensión. Aunque la mayor parte de la evidencia proviene de estudios en animales que muestran marcadores de inflamación reducidos en ratones, el potencial de beneficios similares en humanos es prometedor.

Reducir los niveles de colesterol

Se sabe que los cereales integrales ayudan a regular el colesterol y el amaranto no es una excepción. Los estudios en animales indican que puede reducir el colesterol total y el colesterol LDL (malo). Una sola taza de amaranto cocido aporta 5 gramos de fibra, 18% del valor diario (VD), que ayuda a la excreción de colesterol y mejora la regularidad intestinal. Si bien se necesitan más ensayos en humanos, estos hallazgos sugieren que el amaranto podría ser un componente valioso de una dieta saludable para el corazón.

Regulación de la presión arterial

La composición única del amaranto, que incluye péptidos y proteínas que promueven la relajación de los vasos sanguíneos, puede contribuir a reducir la presión arterial. El grano también es naturalmente bajo en sodio y alto en potasio, lo que favorece aún más la salud cardiovascular. La ingesta alta de sodio contribuye en gran medida a la hipertensión, lo que convierte al amaranto en una opción dietética estratégica para quienes controlan su presión arterial.

Mejora de la salud digestiva

La combinación de fibra soluble e insoluble del amaranto mejora la función digestiva. La fibra soluble ayuda a regular el azúcar y el colesterol en la sangre, mientras que la fibra insoluble promueve la regularidad de las deposiciones. El aumento del consumo de fibra procedente de cereales integrales como el amaranto también se asocia con un riesgo reducido de cáncer colorrectal.

Desglose nutricional: lo que se obtiene en una taza (cocida)

El amaranto tiene un gran valor nutricional:

  • Calorías: 251
  • Grasa: 4 g (5,13 % VD)
  • Sodio: 15 mg (0,65% VD)
  • Carbohidratos: 46g (16,73% VD)
  • Fibra: 5 g (17,86% VD)
  • Proteína: 9 g (18% VD)

Además, es una rica fuente de micronutrientes:

  • Manganeso: 2 mg (91% VD)
  • Magnesio: 160 mg (38% VD)
  • Fósforo: 364 mg (29% VD)
  • Hierro: 5 mg (28% VD)
  • Selenio: 14 mcg (25% VD)
  • Zinc: 2 mg (19% VD)
  • Folato: 54 mcg (14% VD)

Consideraciones de seguridad

El amaranto es generalmente seguro para el consumo. Sin embargo, como ocurre con cualquier cambio dietético, la moderación es clave. Si bien es poco común, algunas personas pueden experimentar molestias digestivas leves cuando lo introducen por primera vez en su dieta.

Incorporar amaranto en sus comidas habituales puede ser una forma sencilla de aumentar la ingesta de nutrientes y respaldar la salud en general. Aunque se necesita más investigación en humanos para confirmar todos sus beneficios, la evidencia existente sugiere que es una adición prometedora a una dieta equilibrada.