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Millones de estadounidenses están descubriendo que los nuevos medicamentos para bajar de peso, como Ozempic y Wegovy, están fuera de su alcance a pesar de los recientes recortes de precios. La cobertura del seguro se está reduciendo rápidamente: aproximadamente 6 millones de personas han perdido el acceso desde 2025, y menos del 20% de los planes de los empleadores cubren ahora estos medicamentos para bajar de peso. La FDA también ha tomado medidas enérgicas contra las farmacias de compuestos, eliminando una alternativa más barata y dejando a muchos pacientes desesperados con pocas opciones.

Esto no es sólo una cuestión de conveniencia. El costo creciente y el acceso restringido a los medicamentos GLP-1 resaltan una brecha cada vez mayor en la atención médica, donde los tratamientos efectivos están cada vez más disponibles solo para quienes pueden pagarlos. La cuestión plantea cuestiones críticas sobre el futuro de la atención de la obesidad y si seguirá siendo un privilegio en lugar de un tratamiento estándar.

Navegando por el sistema cuando falla la cobertura

El primer paso para aquellos a quienes se les niega la cobertura es la apelación persistente. Las compañías de seguros suelen exigir múltiples intentos y, a veces, solicitudes contradictorias antes de aprobar el tratamiento. Bridget Roberts, residente de Pensilvania, obtuvo cobertura para Zepbound solo después de llamar repetidamente y solicitar una nueva autorización previa, a pesar de que ya tenía una. Su historia demuestra que navegar en seguros requiere tenacidad, ya que las empresas a menudo operan con reglas opacas.

Cambiar de diagnóstico es otra estrategia. Muchos medicamentos GLP-1 están aprobados por la FDA para afecciones que van más allá de la pérdida de peso, como diabetes, enfermedades cardíacas y apnea del sueño. Supriya Rao, gastroenteróloga, sugiere que obtener una receta para una de estas afecciones puede evitar las restricciones de pérdida de peso. Sin embargo, las aseguradoras aún pueden negar la cobertura incluso cuando se cumplen las pautas de la FDA.

Alternativas riesgosas: capitalización y más allá

Para aquellos que no pueden pagar los medicamentos de marca, las farmacias de compuestos ofrecen una alternativa más barata. Sin embargo, la FDA ha prohibido las copias de los medicamentos para bajar de peso GLP-1, lo que ha llevado a muchos pacientes a recurrir a fuentes no reguladas. El mercado ahora está plagado de medicamentos falsificados y formulaciones no verificadas, incluidas píldoras y compuestos mixtos. Los expertos desaconsejan encarecidamente estas alternativas, ya que no se han sometido a pruebas rigurosas y pueden plantear riesgos de seguridad.

Megan Wyatt, residente de Carolina del Norte, recurrió a la semaglutida compuesta después de que su seguro cancelara la cobertura. Finalmente encontró un proveedor que podía pagar, pero sólo aceptando un trabajo adicional. Los retrasos le hicieron perder avances, lo que ilustra la inestabilidad de este enfoque.

Otras opciones: cirugía, medicamentos más antiguos y cambios en el estilo de vida

Si los fármacos GLP-1 son inaccesibles, la cirugía para bajar de peso sigue siendo la solución más eficaz a largo plazo. La cirugía bariátrica está cubierta por muchas aseguradoras e incluso puede ser más rentable que el uso indefinido de medicamentos. Sin embargo, es invasivo y requiere un tiempo de recuperación importante.

Se encuentran disponibles medicamentos recetados más antiguos para bajar de peso, como liraglutida (Saxenda), orlistat (Xenical, Alli) y fentermina, pero son menos efectivos que semaglutida o tirzepatida. La dieta y el ejercicio siguen siendo una parte fundamental del control del peso, aunque a menudo son insuficientes por sí solos. Los expertos enfatizan que la obesidad es una enfermedad crónica que requiere atención médica, no una falta de fuerza de voluntad.

En última instancia, la crisis de acceso al GLP-1 subraya la necesidad de un cambio sistémico en los precios de la atención sanitaria y la cobertura de los seguros. Sin reformas más amplias, los tratamientos eficaces contra la obesidad seguirán estando fuera del alcance de millones de personas, lo que exacerbará las disparidades en salud y dejará a los pacientes con pocas opciones viables.