Las investigaciones sugieren que las siestas diurnas regulares pueden ser más que un simple truco de productividad: en realidad, podrían beneficiar la salud de su cerebro a largo plazo. Un nuevo estudio publicado en Sleep Health revela una conexión entre las siestas habituales y el aumento del volumen cerebral total, un marcador a menudo asociado con un menor riesgo de mortalidad.

El estudio: Cómo la siesta afecta la salud del cerebro

Los investigadores analizaron datos de más de 500.000 adultos (de entre 40 y 69 años) que participaban en el Biobanco del Reino Unido, una base de datos biomédica a gran escala. Utilizando un método llamado aleatorización mendeliana, examinaron la relación entre los hábitos de siesta y las características del cerebro, incluido el volumen del hipocampo (importante para la memoria), el tiempo de reacción, la memoria visual y el tamaño general del cerebro.

Los hallazgos indican que las personas que toman siestas regularmente tienden a tener volúmenes cerebrales más grandes. Si bien el volumen cerebral disminuye naturalmente con la edad, esto sugiere que incluso las siestas cortas podrían ayudar a retardar este proceso, reflejando los efectos protectores de un buen sueño nocturno. Estudios anteriores también han demostrado que las siestas pueden mejorar la función cognitiva y los niveles de energía, lo que las convierte en un hábito potencialmente valioso para la productividad y la salud cerebral en general.

Optimización de su siesta para obtener el máximo beneficio

No todas las siestas son iguales. Para maximizar los beneficios, considere estos puntos:

  • Duración de la siesta: Las siestas más cortas (de 5 a 15 minutos) proporcionan mejoras cognitivas inmediatas que duran hasta 3 horas. Las siestas más largas (más de 30 minutos) pueden provocar caídas temporales en el rendimiento antes de que se produzcan mejoras.
  • Tiempo: Evite las siestas tardías para evitar interrumpir su sueño nocturno.
  • Medio ambiente: Dormir una siesta en una habitación iluminada puede ayudar a evitar un sueño demasiado profundo, que puede dejarlo aturdido.

El resultado final

Para aquellos que pueden tomar una siesta cómodamente, las investigaciones respaldan sus beneficios para la salud cognitiva y cerebral. Incorporar siestas cortas a su rutina podría ser una estrategia simple pero efectiva para apoyar la salud cerebral a largo plazo.

Si tomar una siesta no es para usted, optimizar el sueño nocturno, incorporar suplementos que estimulen el cerebro y mantener un estilo de vida saludable siguen siendo alternativas efectivas.