El gobierno vuelve a estar en línea después de un cierre de cinco semanas, pero la lucha por los subsidios al seguro médico de la Ley de Atención Médica Asequible (ACA) continúa. Ocho senadores demócratas finalmente votaron a favor de reabrir el gobierno federal sin lograr un acuerdo para extender estos subsidios cruciales más allá del 31 de diciembre. Esta concesión alimentó la celebración entre los aliados del presidente Trump, quienes la ven como una victoria de las duras tácticas de la Casa Blanca.
Sin embargo, aunque los demócratas perdieron esta batalla inmediata, aún pueden ganar la guerra más amplia sobre los subsidios de la ACA. A pesar de los avances políticos a corto plazo, los republicanos enfrentan ahora un duro dilema con consecuencias potencialmente dañinas. Deben aceptar ampliar estos subsidios populares o asumir la culpa cuando millones de personas pierdan el acceso a una atención sanitaria asequible.
El dilema de los republicanos:
La negativa de los republicanos a extender de inmediato los créditos fiscales mejorados de la ACA (diseñados para hacer que las primas sean más asequibles) ha provocado un intenso enfrentamiento político. El problema es que simplemente dejarlos caducar desencadenaría un efecto dominó catastrófico.
- Millones en riesgo: Alrededor de 22 millones de estadounidenses dependen actualmente de estos subsidios, y algunos enfrentarán primas duplicadas a partir del 1 de enero. Esto podría llevar a que aproximadamente 4 millones de personas abandonen por completo su cobertura de ACA debido a su inasequibilidad.
- Colapso del mercado: La peor parte de estas pérdidas probablemente recaerá entre las personas más jóvenes y saludables. A medida que este grupo demográfico sale del sistema, los inscritos restantes son más viejos y tienen condiciones de salud preexistentes más altas. Las aseguradoras ya se están preparando para un aumento en los costos de atención médica, lo que conducirá a nuevos aumentos de las primas, lo que en última instancia alejará aún más clientes y pondrá en peligro a todo el mercado antes de que cualquier posible reforma pueda entrar en vigor.
La opinión pública sobre este tema está abrumadoramente en contra de poner fin a estos subsidios. Una encuesta de la KFF de principios de octubre reveló que el 78% de los estadounidenses apoyan su ampliación, incluido el 59% de los republicanos. Esto presenta un riesgo político significativo para el Partido Republicano. Parece poco probable que culpar a los demócratas tenga eco cuando el apoyo público a mantener intacto el sistema actual es tan fuerte.
¿Qué pasa después?
El escenario inmediato ve:
* El Senado aprueba un proyecto de ley de gasto provisional para reabrir el gobierno hasta enero de 2024, aprueba tres proyectos de ley de asignaciones separados para 2026 y ofrece cierta protección a los empleados federales que enfrentan posibles despidos bajo las órdenes de Trump.
* Es probable que la Cámara de Representantes, controlada por el Partido Republicano, apruebe este proyecto de ley de gastos a pesar de la oposición demócrata, y se espera que el presidente Trump lo firme.
Lo más importante es que este proyecto de ley no contiene disposiciones para extender los subsidios de la ACA. Sin embargo, el líder de la mayoría del Senado, John Thune (R-SD), acordó realizar una votación completa sobre este tema en diciembre.
Si bien algunos demócratas cuestionan la probabilidad de que Thune cumpla su promesa, es probable que la cumpla. Hay estimaciones que sugieren que al menos diez senadores republicanos están ansiosos por resolver el estancamiento en materia de subsidios.
Es posible que algunos republicanos sigan oponiéndose, especialmente si el presidente Trump también expresa su desaprobación. Aún así, suficientes senadores podrían unirse a los demócratas para aprobar una extensión, posiblemente hasta diciembre de 2026. Los demócratas moderados involucrados en el compromiso probablemente no habrían abandonado su demanda de acción inmediata sobre los subsidios sin esta garantía.
El dilema del presidente de la Cámara de Representantes:
Un acuerdo del Senado para extender temporalmente estos créditos fiscales mejorados efectivamente llevaría un tema políticamente explosivo al presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson (R-LA). Se enfrenta a una elección imposible:
* Acabar con el proyecto de ley: Negarse a someter a votación el proyecto de ley del Senado o utilizar su influencia para derrotarlo culparía directamente a los republicanos, que controlan la Cámara, de poner fin a los subsidios populares.
* Redactar un plan de reemplazo: Una tercera opción es intentar diseñar un nuevo plan de atención médica para reemplazar los subsidios de la ACA. Éste ha sido un objetivo republicano durante más de una década, con poco éxito. El propio Trump sugirió eliminar los subsidios por completo y entregar dinero directamente a los individuos, dejándolos responsables de gestionar ellos mismos el seguro médico, un enfoque poco práctico.
* Deserción y compromiso: El escenario más probable involucra que un puñado de republicanos de estados indecisos se unan a los demócratas para votar a favor de extender los subsidios. Esto requeriría sólo dos deserciones republicanas con todos los demócratas a bordo. Si esto ocurriera, el proyecto de ley aterrizaría en el escritorio del presidente Trump.
Si lo promulga, admitirá la derrota después de un cierre de cinco semanas que afectó a millones de personas mediante recortes en la asistencia alimentaria e interrupciones en los viajes. Sin embargo, un veto coloca toda la responsabilidad por el aumento de las primas de seguros (que afectan a 22 millones de personas) directamente sobre sus hombros.
Teniendo en cuenta estos factores, el resultado más probable es que los subsidios mejorados de la ACA continúen durante al menos un año más.
